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El asma es una enfermedad crónica que consiste en el estrechamiento de las vías aéreas (bronquios y bronquiolos) tras la exposición a diversos desencadenantes. Añadido a ese estrechamiento se puede producir:

  • Inflamación de las paredes de los bronquios, por la acción de unas células inflamatorias que fabrican diferentes sustancias que mantienen esa inflamación de forma constante.
  • Producción de excesiva cantidad de moco, que lleva a obstrucción del espacio bronquial.
  • Espasmos musculares sobre la musculatura que rodea el bronquio y hace que se contraiga (conocido como broncoespasmo).

En esta imagen se puede ver el interior de un bronquio y como se estrecha en un brote de la enfermedad, lo que llamamos comúnmente como crisis asmática.

 

 

¿Qué es lo que provoca el asma?

No se sabe cuál es la causa de que las vías aéreas de algunas personas sean más sensibles que otras, aunque si se conoce que está relacionada con cierta predisposición genética y antecedentes alérgicos.

Los desencadenantes o estímulos que pueden afectar a estas personas más sensibles, y que desencadenan esas crisis asmáticas pueden ser:

  • Inhalación de neumoalérgenos (pólenes, mohos, esporas, pelo de animales, los ácaros del polvo…).
  • Infección de las vías respiratorias por un virus.
  • Contaminantes aéreos: humo de cigarrillos, vapores de productos químicos, olores penetrantes…
  • Ciertos medicamentos, como el ácido acetilsalicílico, los antiinflamatorios…
  • Algunos alimentos, conservantes, colorantes y aromatizantes.
  • Los esfuerzos físicos durante la realización de ejercicio, por inhalación de un aire más frío y más seco a través de la boca principalmente.
  • Diversos procesos emocionales que impliquen estrés, ansiedad…

¿Cómo sabemos si un asmático está teniendo una crisis?

Los síntomas del asma al igual que su intensidad varían de unas personas a otras, e incluso, varía la gravedad de la crisis en la misma persona. Una crisis de asma puede producir temor, tanto a la persona que lo experimenta, como a los que están a su alrededor. Se considera una urgencia médica.

Los síntomas más habituales son:

  • Dificultad respiratoria.
  • Sibilancias (pitidos) que se producen al respirar.
  • Tos, sobre todo nocturna.
  • Sensación de opresión en el tórax.

En algunas ocasiones la crisis de asma comienza de forma repentina, y otras veces tiene un inicio lento y va aumentando en gravedad de forma gradual. En ambas ocasiones, experimentan la misma sensación en todas las personas que incluyen todos los síntomas habituales descritos. Las crisis pueden desaparecer en pocos minutos o incluso puede durar horas o días.

Existen algunos casos muy excepcionales como es el picor de pecho o cuello en los niños, o una tos seca nocturna o durante la realización de ejercicio físico.

El objetivo del tratamiento de la exacerbación del asma es aliviar los síntomas y conseguir que los pacientes mejoren su función pulmonar. Un paciente diagnosticado de asma va a tener pautado lo que se conoce como inhaladores de rescate con un efecto broncodilatador.

Se utilizan los de acción rápida en una crisis asmática logrando un alivio de los síntomas del asma de forma casi inmediata, ya que relaja la musculatura del bronquio y hace que se expanda dejando la vía más “abierta”  para que circule mejor el aire. El más conocido es el Ventolin ® (Salbutamol) o el Terbasmin ® (Terbutalina). Cuando un médico prescribe un inhalador de rescate lo hace con las siguientes pautas:

    • Utilizar cuando es necesario, siempre de forma inhalada.
    • Llevar siempre en el bolso.
    • Tener en cuenta que pueden ocasionar efectos secundarios leves, como temblores o aumento de la frecuencia cardíaca. Pero no provocan adicción, ni son nocivos para la enfermedad.

 

 

Si no está diagnosticado de asma, y cree que puede estar sufriendo una crisis debe llamar al 112, o acudir a su hospital más cercano. Y si ha utilizado la medicación de rescate correctamente como se la pautó su médico, y no está siendo efectiva acudirá a su hospital más cercano o también debe llamar al 112.

¿Qué provoca el asma inducida por el esfuerzo?

La realización de cualquier esfuerzo puede ser suficiente para desencadenar el asma, como hemos visto en los tipos de desencadenantes. Al menos el 80% de las personas asmáticas experimentan síntomas cuando se efectúan determinados ejercicios  físicos. Queda prohibido suspender la realización de ejercicio físico por estar diagnosticado de asma crónica, se debe adaptar a las circunstancias de cada persona.

El asma inducida por ejercicio se produce por la entrada de aire frío y seco a los bronquios con más facilidad, ya que respiramos más rápidamente y por la boca. De esta forma los bronquios se contraen y se irritan aumentando la sintomatología.

SE PUEDE PREVENIR con las siguientes pautas:

  • Medicación previa: administrar el fármaco indicado entre 5 y 10 minutos antes de realizar el esfuerzo. Siempre deberá ser el médico quien recomiende qué fármaco y qué dosis se ha de utilizar.
  • Es muy importante hacer un calentamiento previo al ejercicio, porque prepara los músculos y hace que aumente la frecuencia cardíaca y la respiración, adaptándolas al esfuerzo que se va a efectuar.
  • Se debe evitar la realización de esfuerzos cuando los síntomas del asma resultan especialmente molestos, cuando el alumno padece gripe o está resfriado, o cuando hace mucho frío.

¿Cómo podemos evitar una crisis asmática?

La recomendación principal siempre que sea posible es que se eviten los desencadenantes de los que se tenga conocimiento, aunque a veces puede resultar difícil. Algunas recomendaciones generales son:

  • Lavar las sábanas y la ropa de cama a 60º C.
  • La exposición a los ácaros del polvo doméstico se puede reducir retirando los objetos que puedan acumular mayores cantidades de polvo (moqueta, cortinas, peluches…). También en verano es interesante mantener una humedad relativa baja (preferiblemente, por debajo del 50%) mediante el uso de aire acondicionado.
  • En la limpieza de casa, utilizar aspirador y trapo húmedo. En época de polinización, reducir las corrientes de viento, mantener las ventanas cerradas y evitar las salidas en días de mucho aire.
  • Los animales domésticos pueden ser perjudiciales. Hay que evitarlos si se tiene alergia, sobre todo las mascotas con pelo, como los perros y los gatos, para evitar la caspa que sueltan. Otras medidas que pueden ser de ayuda incluyen limitar el acceso del animal doméstico a ciertas habitaciones de la casa o, si es posible, mantenerlo en el exterior. También es conveniente bañarlo todas las semanas.
  • Evitar el humo del tabaco y otros gases irritantes.
  • No tomar ningún fármaco sin prescripción facultativa (médica), y evitar siempre la aspirina (ácido acetilsalicílico), los antiinflamatorios no esteroides (AINES, como el ibuprofeno) o los betabloqueantes.
  • En temperaturas frías, como por ejemplo en invierno, siempre deben cubrirse con una bufanda o pasamontañas, para que el aire que respiren sean cálido y húmedo.
  • Los sulfitos que se agregan como conservantes a determinados alimentos, cerveza o vino tinto, pueden desencadenar crisis. Deben evitarse en la medida de lo posible.

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