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¿CÓMO SE CONTAMINAN LOS ALIMENTOS?

Durante el verano, se debe extremar al máximo el cuidado de los alimentos con el objetivo de evitar intoxicaciones alimentarias o enfermedades de transmisión alimentaria, aunque es una rutina que se debería mantener de continuo, para convertirla en una costumbre.

Las enfermedades de transmisión alimentaria aumentan en verano por las altas temperaturas, ya que el calor favorece a que se produzcan este tipo de contaminaciones, que pueden ser de 3 tipos:

– Biológica: las patologías se producen por la contaminación de los alimentos por microrganismos.

– Física: los alimentos se contaminan con sustancias extrañas.

– Química: los alimentos se contaminan con sustancias químicas.

La causa principal de producción de estas toxiinfecciones es la inadecuada conservación y manipulación de los productos alimenticios, debido a las elevadas temperaturas. La mayoría se producen por una contaminación biológica que podemos observar de dos formas en los alimentos:

· Alimento alterado: es aquel que por causas naturales o por una mala manipulación sufre un deterioro en su valor nutritivo, en su color, olor y/o sabor, haciéndolo inadecuado para el consumo humano. Ej: grasas rancias, leche cortada, moho en la comida…

· Alimento contaminado: aquel que contiene microorganismos peligrosos para la salud o sustancias tóxicas producidas por ellos. No tiene por qué sufrir alteraciones de olor, color o sabor.

 

 

 

 

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA NO PONERNOS ENFERMOS?

 

Existen 5 claves fundamentales lanzadas por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), que no solo previenen este tipo de enfermedades por comer alimentos contaminados, sino que también contribuyen a prevenir otras enfermedades causadas por manipular alimentos infectados.

Clave 1: Mantener la limpieza:

Los microorganismos tienen muchas fuentes de contaminación: el aire, agua, tierra, vegetales, animales, personas, utensilios, ropa, personas… Estos microorganismos se pueden transportar con las manos, los utensilios de cocina, la ropa, los paños de cocina o cualquier otro elemento que no se lave de forma adecuada.

Los puntos principales a tener en cuenta son:

  •  Lavarse las manos siempre antes de preparar alimentos y con frecuencia varias veces durante su preparación.
  •  Lavarse las manos siempre después de ir al baño.
  •  Lavar y desinfectar todas las superficies y equipos usados en la preparación de alimentos.
  •  Proteger los alimentos y las áreas de cocina de insectos, plagas y otros animales, como por ejemplo las mascotas.

 

 

Clave 2: Separar los alimentos crudos y cocinados: 

Los alimentos crudos, especialmente las carnes rojas, carnes de aves, el pescado, y sus jugos correspondientes pueden estar contaminados por microorganismos peligrosos, y se pueden transferir a los alimentos ya cocinados durante su preparación o almacenamiento. Algunas pautas para seguir en este caso son: 

  • Usar equipos y utensilios diferentes, como cuchillos y tablas de cortar, para manipular los alimentos crudos entre sí. Y por supuesto, utensilios distintos para los cocinados.
  •  Si no se tienen utensilios suficientes se deben lavar bien entre cada alimento.
  •  Conservar los alimentos en recipientes independientes para evitar el contacto entre los crudos y los cocinados.

 

 

Clave 3: Cocinar bien todos los alimentos (Cueza, guise, ase o fría completamente):

 Una cocción correcta elimina los microorganismos peligrosos. Los estudios indican que cocinando de manera que se alcancen 70° C en todo el alimento se garantiza su inocuidad. Se debe controlar especialmente la cocción completa de los trozos grandes de carne, los pollos enteros o la carne picada. Las pautas fundamentales que seguir en este punto son:

    • Observar el olor y color de los alimentos antes de cocinarlos.

    • Cocinar completamente los alimentos, especialmente las carnes rojas, la carne de ave, los huevos y el pescado, evitando que queden crudos por el interior. En el caso de las carnes rojas y de ave, asegurarse de que los jugos sean claros y no rosados.
    • Las sopas y guisos deben conseguir la ebullición, porque aseguras que han alcanzado los 70º. Se recomienda el uso de un termómetro. 
    • Recalentar completamente los alimentos cocinados.

 

Clave 4: Mantener los alimentos a la temperatura adecuada: 

Algunos microorganismos pueden multiplicarse muy rápidamente en los alimentos si se conservan a temperatura ambiente. Un microrganismo necesita para multiplicarse tiempo, agua, comida y una temperatura para ellos beneficiosa que está entre 5-60ºC. Por debajo de 5°C el crecimiento microbiano se hace más lento o se detiene, al igual que por encima de los 60-70ºC.

  •  No dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente durante más de 2 horas.
  •  Refrigerar lo antes posible los alimentos cocinados y los perecederos, preferiblemente por debajo de los 5º. Los alimentos sensibles deben volverse a guardar en el frigorífico inmediatamente después de su uso.
  • Mantener la comida ya cocinada muy caliente, a más de 60º, antes de servir.
  • No guardar los alimentos durante mucho tiempo, aunque sea en el congelador. Los alimentos para los niños deben consumirse en cuanto se preparan.
  • No descongelar los alimentos a temperatura ambiente, sino en la parte baja del frigorífico. Los alimentos descongelados no se pueden volver a congelar.

 

Clave 5: Utilizar agua e ingredientes inocuos:

Como hemos comentado al principio los alimentos, incluyendo el agua y el hielo, pueden estar contaminados con microorganismos y por sustancias químicas. Algunas medidas ayudan a disminuir el riesgo:

  • Usar agua segura (potable) o tratarla para que lo sea.
  • Seleccionar alimentos saludables y frescos.
  • Elegir alimentos procesados para su inocuidad, como la leche pasteurizada.
  • Lavar la fruta, la verdura y las hortalizas, especialmente si se van a consumir crudas.
  • No consumir alimentos si ya han pasado su fecha de caducidad.

 

 

 

¿QUÉ CONSEJOS DEBO SEGUIR EN MI NEVERA?

 

La organización de la nevera debe ser en función de las características y el estado de los productos:

  • Alimentos cocinados y tapados en la parte alta.
  • Alimentos frescos en la parte media.
  • Frutas y verduras en la parte baja.
  • No cargar en exceso la nevera, y no abrir de forma continuada.

Los alimentos deben separarse y cubrirse con film transparente, tapers o bolsas higiénicas. Los embalajes y protectores inútiles deben eliminarse dentro del frigorífico.

Cada 15 días deberíamos hacer una limpieza estricta de la nevera con agua jabonosa y un preparado de agua con lejía o vinagre.

 

Y SI ME VOY DE VACACIONES, ¿QUÉ CONSEJOS DEBO SEGUIR?

 

Cuando compramos un alimento durante las vacaciones, sobre todo en el turismo rural, no debemos comprar ningún producto que no esté envasado, es decir, que no tenga marcas. Los alimentos “caseros” o “artesanales” no tienen garantía sanitaria, deben pasar un proceso de control sanitario con etiquetado. Especialmente queso, huevos, leche…

En el caso de que hagamos mayonesa casera, salsas o cremas que lleven huevo fresco, se deben consumir y desechar en el momento los restos.

Si queremos hacer una preparación de alimentos para su consumo en la playa o en el campo, se deben realizar con la mínima antelación posible y siempre pensar bien su guardado en la nevera transportadora:

– En la parte más baja los alimentos que se consumirán al final de la comida.

– Los de consumo más rápido o uso frecuente en la parte alta, como por ejemplo los refrescos, y es donde se colocarán las placas de hielo.

 

¿QUÉ CONSEJOS GENERALES PUEDO SEGUIR PARA HACER LA COMPRA EN VERANO?

 

Principalmente están dirigidos a NO romper la cadena de frío. Los productos perecederos o frescos y los congelados deben comprarse en el último momento antes de llevarlos a casa, así no se rompe la cadena de frío.

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