¿CUÁNDO PUEDE CONVULSIONAR UN NIÑO POR FIEBRE?
Las convulsiones febriles son resultado de la propia fiebre.
Se presentan habitualmente coincidiendo con la elevación brusca de fiebre, por encima de 38,5ºC , habitualmente en el primer día de la enfermedad.
Muy a menudo, la fiebre está causada por una infección que, por sí misma, sería menor, como por ejemplo una infección respiratoria vírica o una infección del oído. En estos casos, la infección y la crisis convulsiva son inofensivas.
Los niños con temperaturas altas son más propenso- Posiblemente la rapidez en su elevación es el factor más importante, pudiendo ocurrir antes de subir la fiebre o después del pico máximo.
Las convulsiones febriles ocurren en alrededor del 2 al 5% de los niños de 6 meses a 5 años de edad, pero mayoritariamente afectan a niños entre 12 meses y 18 meses de edad.
cerca de dos tercios de los niños que tienen una convulsión febril nunca tienen otra.
Las convulsiones febriles suelen afectar a varios miembros de una misma familia.
La mayoría de las convulsiones febriles duran mucho menos de 15 minutos, y cerca de dos tercios de los niños que tienen una convulsión febril nunca tienen otra.
¿QUÉ PASA DURANTE UNA CONVULSIÓN FEBRIL?
La convulsión febril se manifiesta con pérdida de conciencia a la que se une una afectación motora (grupos musculares) de diferentes formas:
·Movimientos bruscos y repetidos de las extremidades, brazos y piernas, en forma de sacudidas más o menos rítmicas.
·Rigidez de todo o parte del cuerpo.
·Ausencia total de movimientos, con flacidez generalizada.
Pueden ir acompañadas de movimientos de chupeteo de los labios, labios azulados, desviación de la mirada o mirada fija, una micción o defecación involuntaria.
La mayoría de las convulsiones duran 1-2 minutos, aunque algunas pueden ser tan breves como algunos segundos y otras pueden durar más de 15 minutos.
Posteriormente a la convulsión el niño puede quedar dormido; es lo que se denomina estado postictal.
¿QUÉ HAY QUE HACER EN UNA CONVULSIÓN FEBRIL?
- Intentar mantener la calma Es lo más importante y difícil. La mayoría de las crisis ceden por sí solas en pocos minutos.
- Tumbar al niño boca arriba en el suelo o en un lugar donde no pueda hacerse daño (evitar golpes, caídas, retirar objetos).
- Colocar la cabeza de lado por si vomita.
- Retirar todo lo que tenga en la boca (caramelos, mucosidad).
- Desnudar al niño. Quitar el exceso de abrigo.
- Una vez finalizada la convulsión, el niño debe ser llevado a un médico para determinar la causa de la fiebre. Es importante tener en cuenta que muchas veces, tras la crisis, existe un periodo postcrítico, de somnolencia o decaimiento, que puede durar bastantes minutos y que no es crisis propiamente dicha, sino una especie de “recuperación” de la misma.
- Si la convulsión se prolonga más de 5 minutos, debe decidirse el traslado a un centro médico donde se le pueda atender. Es mejor avisar a los servicios médicos de urgencia (112) que sufrir un accidente de tráfico por la precipitación y los nervios.
Las familias que presencian por primera vez una convulsión febril habitualmente tienen la sensación de muerte inminente del niño/a, por suerte no se corresponde con la realidad ya que las convulsiones febriles típicas son inofensivas.
¿LAS CONVULSIONES FEBRILES SON PELIGROSAS?
Las convulsiones febriles no causan daño cerebral, no dejando por tanto secuelas sobre la inteligencia ni sobre el aparato locomotor.
Las convulsiones febriles no son epilepsia y el niño con convulsiones febriles debe llevar una vida absolutamente normal. No obstante, el riesgo de que un niño/a sufra epilepsia es algo más alto entre los que tienen crisis febriles (2-4%), mientras que en la población general es de aproximadamente el 1%. Aún así, la posibilidad de no estar afecto de epilepsia es mayor del 95%.
Por otro lado, también existen unos factores de riesgo que incrementan las posibilidades de sufrir epilepsia: crisis febriles atípicas o complejas, anormalidad neurológica previa, y antecedentes familiares de epilepsia. Las crisis atípicas o complejas son aquellas que repiten en menos de 24 horas durante el mismo proceso febril, las que cursan con convulsiones parciales y las que duran más de 15 minutos.
¿QUÉ MEDICAMENTOS SE USAN PARA TRATAR UNA CONVULSIÓN?
Los pediatras pueden indicar que las familias utilicen en su domicilio Diazepam rectal o Midazolam oral en jeringa precargada. La indicación y utilización de cualquiera de ellas y su dosificación, deben ser explicadas por el pediatra o neuropediatra que trate al niño.
DIAZEPAM RECTAL (STESOLID)
Es un fármaco que pertenece al grupo de las benzodiacepinas. Estos medicamentos disminuyen la excitación neuronal y tienen un efecto antiepiléptico, ansiolítico, hipnótico y relajante muscular.
El fármaco viene en una ampolla en forma de gel transparente que se administra por vía rectal.
Presentación: Caja con 5 “enemas” de 2,5ml
Precio: 9,93€
MIDAZOLAM ORAL (BUCCOLAM)
Es un fármaco que pertenece al grupo de las benzodiacepinas. Al igual que el Diazepam.
El fármaco viene en una jeringa precargada sin aguja para administrar vía oral. Se administra entre la mejilla y la encía inferior sobre el lado de la boca que está pegado a la cama o el suelo.
La mucosa oral está ricamente vascularizada y evita el primer paso hepático, por lo que el efecto es muy rápido.
Si evita el primer paso hepático quiere decir que la dosis que administramos es la dosis que hace efecto. En la vía rectal una parte del medicamento pasa directo a torrente sanguíneo y otra pasa por el hígado, “perdiendo parte de la dosis”. Es por ello que la vía rectal digamos que hace un efecto un poco anárquico.
Presentación: Caja con 4 jeringas precargadas de 0,5 a 2ml dependiendo de la dosis.
Precio: 108,50 €
¿SE PUEDE PREVENIR UNA CONVULSIÓN FEBRIL?
Lo primero es intentar controlar la fiebre, aunque no está claro si se produce por la propia fiebre elevada o ante los picos de fiebre “súbitos”.
Desde que lo sufrimos en casa, los pediatras, neuropediatra etc nos han aconsejado relajarnos, llevar con nosotros siempre el tratamiento para paliar la crisis y controlar la fiebre “sin volvernos locos”.
Como buenos padres que no sabemos relajarnos tomamos medidas:
- Compramos un termómetro axilar digital (Tucky)que nos manda los datos al móvil. Lo usamos desde que detectamos la mínima subida de temperatura hasta que presenta temperatura normal 24h. (sigue leyendo para saber más sobre él)
- Siempre llevamos con nosotros termómetro digital axilar “normal” y el de “frente” (que siempre falla pero nos da pistas rápidas si sube por encima de 37,5), Paracetamol y Buccolam.
- Medidas físicas (suprimir ropa, aplicación de paños o toallas mojadas con agua sobre el cuerpo)
- Antitérmicos pautados
El tratamiento preventivo es un tema controvertido y no hay evidencia clara de que disminuya el riesgo de epilepsia, aunque sí parece prevenir las recurrencias de las crisis febriles. El pediatra o neuropediatra valorará la necesidad de esta prevención, siempre tomando como norma que el riesgo de recurrencia de las crisis sea mayor que el de los efectos adversos que pueda producir la medicación. Así, el tratamiento profiláctico será individualizado y se reserva para las crisis atípicas o complejas de repetición, recurrencia elevada de los episodios, existencia de antecedentes familiares de epilepsia o cuando existe una ansiedad familiar muy importante.
El tratamiento preventivo es un tema controvertido y no hay evidencia clara de que disminuya el riesgo de epilepsia
Termómetro de monitorización contínua: TUCKY (Nuestra mejor compra)
Es un termómetro en forma de parche suave, cómodo y flexible, Tucky se coloca debajo de la axila permite controlar continuamente y a distancia la evolución de la temperatura tranquilamente.
Si hay un aumento significativo de la temperatura, se le notificará de inmediato mediante la alerta de fiebre en su teléfono.
SIN LÍMITE DE DISTANCIA
¡Con la aplicación gratuita Tucky (iOs & Android), sigue la evolución de la temperatura a distancia, donde quiera que estés!
Lo de la distancia es relativo. El termómetro se conecta por bluetooth al móvil pero no soporta demasiada distancia. Lo bueno es que desde este móvil se sincronizan los datos a la APP de otro móvil (sincronización cloud salud) que se elija por lo que alguien a km de distancia puede monitorear la temperatura también siempre y cuando el móvil principal esté cerca del niño.
Alerta de fiebre:
Se ajusta la temperatura a la que queremos que el teléfono nos avise con una alarma. En nuestro caso 37,4. Registro de salud:
Podemos apuntar por ejemplo la hora a la que le damos el antitérmico.
Perfil múltiple:
Se crean perfiles para cada usuario, cada uno conserva su historial y su propia configuración.
SEGUIMIENTO DE POSICIÓN
Nos avisa si el bebé cambia de posición. Se puede configurar alarma o no. Por ejemplo útil en bebés muy pequeños como prevención de la muerte súbita. Aunque no usaría este dispositivo con ese fin exclusivamente.
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