En los últimos años ha aumentado el número de personas que presentan una piel excesivamente seca, con picores, irritantes en algunas ocasiones y que se descama fácilmente. Son los síntomas más característicos de lo que se conoce como Dermatitis Atópica (DA), que es aquella enfermedad crónica, benigna y no contagiosa más frecuente de la piel.
¿Cuándo aparece la dermatitis atópica?
Las primeras manifestaciones de la DA suelen aparecer en la infancia, afectando a un 10-20% de la población infantil en los países occidentales, siendo más elevada la prevalencia en las zonas industrializadas urbanas que en las rurales. Un 90% de los niños afectados lo manifiestan antes de los 5 años, y un 60% de ellos antes del primer año de vida, con independencia del sexo. Cuando llegan a la adolescencia, 1/3 de los pacientes quedan libres de lesiones, y existe una disminución de la gravedad de la enfermedad de forma considerable.
En los adultos la afectación se estima entre un 1 y un 3%.
¿Cuáles son las causas de una piel atópica?
Las causas de producción son complejas, y todavía siguen estudiándose, pero varias investigaciones orientan hacia posibles causas genéticas y factores medioambientales.
Si uno de los padres presenta DA la probabilidad de que el hij@ tenga una DA de las mismas características es de un 30%, pero si ambos padres la presentan los niños tienen un 70% de probabilidad. Esos “defectos” genéticos provocan una afectación de la barrera cutánea, haciendo la piel vulnerable a las agresiones externas, con alteración del sistema inmune y por lo tanto, más predisposición a desarrollar alergias (alimentarias y ambientales) y a padecer otras enfermedades atópicas como el asma bronquial o la rinoconjuntivitis.
Lo que ocurre es que el sistema inmunológico “no está organizado” y reacciona a sustancias que están presentes de forma natural en nuestro entorno como si fueran extrañas.
¿Son imprescindibles las pruebas de alergia?
No son imprescindibles, pero podría resultar razonable realizar una prueba cutánea de lectura llamada pricktest hacia determinados alérgenos (ácaros, pelo de los animales, polen…), por la asociación que tienen como posibles factores desencadenantes.
En relación con los alérgenos alimentarios, un paciente con piel atópica reacciona de forma diferente a la comida, y su cuerpo lo trata como “algo extraño”. Los alimentos como la leche de vaca, la soja, el huevo y la harina de trigo principalmente, pueden desencadenar algunos brotes de DA, provocando eccemas.
¿Cómo cuidar la piel atópica?
Lo primero que debemos hacer en caso de brote es consultar al médico, porque siempre se deben individualizar los tratamientos. El tratamiento va a ir dirigido a reestructurar la barrera epitelial, la deshidratación de la piel y evitar infecciones o la penetración de alérgenos. No existe actualmente un tratamiento curativo, pero se disponen de una serie de medidas que ayudan a atenuar la enfermedad y permiten a los pacientes mejorar su calidad de vida.
Tenemos que identificar y reducir los factores que aumentan los brotes, como son EL ESTRÉS, los alérgenos (ácaros, polen, pelos y plumas de animales) o agentes irritantes (como por ejemplo productos químicos, o el tabaco).
En cuanto a las precauciones universales, os dejamos por aquí 12 consejos desarrollados, que podéis descargaros como infografía:
DURANTE EL ASEO DIARIO:
- Si la ducha tiene que ser diaria, realizar con agua tibia a unos 27º (el calor puede aumentar el picor), sin sobrepasar un tiempo de 5 a 10 minutos. Evitar los baños de burbujas o con sales de baño que secan e irritan la piel.
- Utilizar geles sin detergente, hipoalergénicos y sin perfume. Limpiar la piel suavemente, sin usar esponjas. Antes de salir del agua, puede resultar beneficiosa la aplicación de un aceite dermatológico que forme una película grasa y retenga la humedad cutánea.
- El secado de la piel tras el baño tiene que realizarse a toques sin frotar, con una toalla de material 100% algodón.
- Además se debe aplicar una crema, leche corporal o pomada inmediatamente tras el baño para mantener la hidratación de la piel., y protector solar si vamos a exponernos al sol (SPF 50), adaptados a piel atópica. Se aconseja aplicar las cremas hidratantes dos veces al día y aumentar la frecuencia cuando la piel esté más seca, por ejemplo, en los meses más fríos. Las cremas más grasas son más eficaces en su función de hidratación, pero son menos cosméticas y, por consiguiente, peor aceptadas por el paciente. Se desaconsejan las cremas con perfumes y componentes que puedan ser irritantes o producir picor como los preparados con urea.
MEDIDAS EN EL DOMICILIO:
- Ventilar la habitación de 10 a 15 minutos diarios, y realizar la limpieza con un aspirador.
- La temperatura de la casa no debe ser muy alta, entre 20 y 22 grados. El calor y la sequedad ambientales aumentan la irritación y el prurito. El mejor tipo de calefacción es el basado en el uso de radiadores de agua. Las calefacciones con aire caliente son un factor agravante.
- Se puede emplear un humidificador para compensar la sequedad ambiental. En caso de utilizarse deben evitarse los humidificadores de bomba porque favorecen la colonización de hongos.
- Retirada de peluches y alfombras, y de cualquier otro objeto que implique una acumulación de polvo excesiva.
CUIDADOS CON LA ROPA:
- Reducir el uso de detergente para el lavado de la ropa, y secar meticulosamente la ropa. Realizar un buen planchado también ayudará a que el tacto sea menos áspero.
- Vestir siempre con ropa fabricada de tejidos naturales, que favorezcan la transpiración de la piel y no irriten. Evitar los tejidos de lana y las fibras sintéticas que pueden causar irritación de la piel.
- No abrigar en exceso, el calor favorece la sudoración y empeora la sintomatología.
- Tras la práctica de deporte, cambiar de forma inmediata de ropa para evitar mantener la humedad. Una sudoración excesiva aumenta el picor, de hecho los deportes acuáticos suelen ser mejor tolerados que los que producen una intensa sudoración o que requieren un equipaje muy pesado.
